Raquel Jara Dominguez

Plasma brota como un manifiesto al dolor, un viaje hacia el interior de nuestro ser que nace y muere en la parada. 

 

Un cuerpo y una mente atrapados en los límites de su propio espacio que dan vida a un ruido, que no sabe cómo detenerse. 

 

un cuerpo que alberga la tensión y el peso del pasado y que sólo a través del movimiento encuentra la forma de sacudir ese dolor. 

 

¿Cómo es el movimiento de la mente? ¿Cuál es el ritmo? ¿Es posible silenciarla? ¿Cómo navega a través del cuerpo? A partir de estas ideas, reflexiones y el uso de imágenes, se construye el proceso manteniendo un dialogo constante entre el cuerpo y la mente dando finalmente espacio a una piel que grita y visibiliza aquello que ha sido silenciado.

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